Media hora antes de que comenzara la sesión especial para debatir la reforma jubilatoria, agrupaciones de izquierda empezaron a arrojar piedras, palos y bombas molotov a un cordón de oficiales de la Policía de la Ciudad que custodiaban el vallado que rodea al Congreso de la Nación. Pero los episodios de violencia no se limitaron a las cercanías del palacio legislativo, ya que poco después se trasladaron a la zona de 9 de Julio y Avenida de Mayo.
Entre los manifestantes se pudo ver a personas encapuchadas con gomeras y otras armas caseras atacando a los efectivos policiales. La guardia de infantería se limitó a armar una línea con escudos para evitar el avance de los violentos. No respondieron con gases lacrimógenos o balas de goma, como sucedió el jueves de la semana pasada. Utilizaron en cambio cartuchos de pintura similares a los que se usan en paintball.
Quince efectivos fueron trasladados con heridas, mientras que tres decenas de personas fueron detenidas, indicaron fuentes de la cartera de Seguridad.
En el momento en que se desataron los incidentes, dentro del Congreso se realizaba una reunión entre gobernadores y representantes del Gobierno. El oficialismo buscaba obtener un nuevo gesto de respaldo de los mandatarios provinciales a la nueva fórmula de actualización de haberes de los jubilados, que pretende discutir esta tarde. Minutos después de la foto, el oficialismo logró quórum para debatir la reforma.
Una jueza de la Ciudad impuso un protocolo de actuación que debe respetar la Policía tras una presentación del legislador porteño Mariano Recalde. La resolución prohíbe, por ejemplo, que los efectivos utilicen armas letales.
Promediando la tarde, y ante la creciente violencia, el Gobierno dispuso que Gendarmería y la Policía Federal se sume a la Policía porteña.
Fuente: Infobae.com
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